21 Feb Vive Tu Presente
El hoy existe porque hubo un ayer…pero la influencia del ayer sobre tu presente, la determinas tú>>
(Sandra Prieto)
El ayer para algunos puede estar lleno de logros, éxitos, momentos felices, que le arrancan una sonrisa a sus corazones. Para otros de momentos difíciles, pérdidas y fracasos que llenan de dolor su corazón.
El pasado puede tener una influencia en nuestro presente, de cara al futuro, más allá de lo que podemos imaginar. Cuando decidimos vivir nuestro presente desde las emociones que nos produjeron las experiencias del pasado, podemos estar perdiendo una bella oportunidad de construir hacia el futuro.
No quiero decir que ignoremos el pasado, ni las enseñanzas que nos ha dejado. Quiero decir que no vivamos en el pasado. Hay personas que pueden decidir quedarse en el dolor o los logros del pasado, para asumir su presente, de cara al futuro, y esto puede terminar trayéndoles frustración y estancamiento.
Quiero darles el ejemplo de una mujer, que hace poco partió de este mundo. Su nombre era María Judith. Siendo una mujer joven, en los años 90s, perdió a su esposo asesinado por un grupo guerrillero, en su país natal, Colombia. Ella quedó viuda con cuatro hijos muy pequeños. Aún recuerdo el dolor que ella tuvo que enfrentar, pues no solo tuvo que enfrentar el dolor de mujer enamorada de su esposo, sino el dolor de madre. Una madre que desde ese momento tuvo que enfrentar la vida sin su compañero de viaje y quien tuvo que asumir, sola, el rol de criar a sus hijos y ser la proveedora para ellos.
Pues bien, pienso que ella tenía todas las razones del mundo para haberse llenado de amargura, rabia y hasta odio contra los hombres que un día mataron a su esposo. Supe, mucho tiempo después, que ella conoció al hombre del grupo guerrillero que lideró el asesinato de su esposo. Sin embargo, ella decidió perdonar y vivir en el presente que tenía, abrazando el perdón y la reconciliación como su estilo de vida. Ella decidió que, aunque la vida le había arrebatado, de una manera cruel a su esposo y el padre de sus cuatro hijos, ella viviría su presente desde la reconciliación, y así contribuir a la paz y reconciliación de su país, un país lleno de dolor, producto de la violencia desatada por la inequidad-manifestada en todas sus formas-.
No solo logró sacar adelante a sus hijos, inculcándoles el valor del bien y del perdón, sino que se convirtió en conciliadora de paz y trabajó con muchas personas que habían sido víctimas de eventos dolorosos en sus vidas, para transformarlos en eventos de paz. Estoy segura de que el legado de María Judith sobre sus hijos y sus nietos, María Camila y Gabriel, es un legado de perdón y reconciliación.
La vida de ella me ha llevado a reflexionar en un versículo que se encuentra en la Biblia en Filipenses 3:12-14 (TLA): <<…Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo>>.
Este pasaje me habla de una realidad y tres momentos. La realidad: que aún no hemos alcanzado la meta; es decir que aún hay cosas que tenemos que alcanzar. De otro, lado los tres momentos me hablan de tres verbos, es decir acciones, no emociones, para proseguir hacia la meta.
- He decidido no fijarme en lo que ya he recorrido.
Es una decisión que tomamos para no seguirnos fijando en lo que ya hemos recorrido: una decisión para soltar el pasado, bonito o feo, con todo lo que ha traído a nuestra vida. El seguirnos fijando puede traer dolor, temor, frustración y, un sin número de, otros sentimientos.
Al seguirnos fijando en el pasado, podemos terminar diciendo: ¿qué tal si me abandonan otra vez?, entonces mejor no doy el paso de comprometerme con nadie o nada; ¿qué tal si pierdo económica que he ganado?, entonces mejor me quedo haciendo esto que no me satisface, pero me da las comodidades que no quiero perder…La vida se nos puede volver un qué tal… y llenarnos de sentimientos negativos que terminan paralizándonos para seguir avanzando en nuestro propósito.
Me he encontrado varios tipos de personas, viviendo en el pasado, pero hay dos tipos de personas que usualmente viven su vida, ancladas en el pasado. ¿Conoces alguna de esta clase de personas? O ¿Eres tú, una de estas personas?
- Tipo de persona “todo era mejor en el pasado”…Todo en mi vida estaba bien, lo tenía todo, no me faltaba nada, mi vida era feliz…
- Tipo de persona “sufrí mucho en el pasado, nadie entiende lo que yo viví”… Nadie entiende mi vida, y se puede poner en mis zapatos, no han pasado por mi situación, viví cosas muy difíciles.
Pues les tengo una noticia, todos hemos tenido mejores y peores momentos en el pasado; pero cuando vivimos anclados a éste, tendemos a culparlo de la inconformidad con nuestro presente.
Así que te invito a que decidas HOY, no enfocarte más en el pasado.
- Me concentro en lo que me falta por recorrer.
Concentrarte en lo que te falta, es vivir el presente, pues tu futuro no ha llegado. Sin embargo, el presente te da la oportunidad de pensar en dónde quieres estar y cómo te quieres ver en el futuro. ¿Ves la diferencia entre concentrarte en el pasado y vivir tu presente? Ahora bien, vivir tu presente, de cara al futuro, te puede llenar de ansiedad debido a tu presente. Y, sí, hasta cierto punto puedes tener razón, pero todo depende de cómo lo veas. Si ves que en tu presente no estás viviendo lo que debes o cómo debes para llegar al futuro que anhelas, el presente te da la oportunidad de decidir qué cambios debes hacer para poder llegar a ese futuro que anhelas. Los cambios no los puedes hacer en el futuro, sino en el hoy. En el hoy puedes ver qué te falta por recorrer y en lo que necesitas enfocarte para recorrer esos caminos.
Aquí quiero hablarte de dos amigas: carácter y metas.
Por un lado, puedes identificar cuáles debilidades en tu carácter no te han permitido avanzar y trabajar en ellas. De otro lado, puedes identificar hacia dónde quieres ir y plantearte metas. Te invito a que apliques la regla de la META para establecer tus metas; es decir, que cada meta debe ser: medible, específica, tangible y alcanzable.
¿Qué tal si tomas un momento para pensar en dos aspectos de tu carácter que necesitas trabajar para avanzar hacia el futuro?
¿Qué tal si piensas en dos metas que quieres alcanzar y les aplicas la regla de la META?
- Sigo adelante, hacia la meta
Seguir significa, dar pasos para que eso que anhelamos que pase, suceda, viviendo cada día de manera tal que nada ni nadie nos quite ese premio que recibiremos al llegar a la meta. Creo que María Judith decidió no fijarse en lo que había recorrido, me refiero a su dolor de haber perdido a su esposo de una forma tan cruel, y por el contrario decidió ver el camino que tenía por recorrer, la huella que podía dejar para sus generaciones; y decidió poner sus ojos en Jesús, quien le había dado la fuerza para dejar el pasado atrás y extenderse a la meta de aquello a lo que había sido llamada. Ella entendió que, por encima de su dolor y pérdida, ella tenía un propósito por cumplir y dejar una huella. Ella hoy no está aquí, y algunos dirían que no llegó a la meta. Pero creo, con seguridad, que sí lo hizo. Ella vivió cada día, mirando la meta que tenía por delante y se enfocó en su presente como la antesala del futuro para su vida: una vida libre por la eternidad.
Reflexiona:
¿Qué anhelos tienes para el mañana? Cada cosa que anhelamos para el mañana está directamente relacionada con acciones en el presente. ¿Qué tipo de futuro quieres construir?
Vive de manera que tu vida sea la antesala de ese futuro que anhelas construir, aún si tú no eres parte de ese futuro. ¡Con seguridad la huella que dejes impulsará a tus generaciones para seguir adelante!
“Vive tu presente de tal manera que éste sea la antesala del mañana que quieres construir”